Tuesday, January 04, 2005

Ab-zurdos #51, #52

Sent: Thursday, October 14, 2004 5:45 PM

Habiendo pasado ya 6 meses del último, queridos radioescuchas...

Ab-zurdo #51

Prueba y error. La teorí­a del holograma. ¿Cómo ser feliz en este caos? La miseria amarilla. Más bien color mostaza, recalcitrante. Algunos venden la miseria, y son felices. El camino de la dicha y el placer está plagado de ambulancias. Súbete a una, y tal vez encuentres algo de calidez humana, como le pasó a Lola, en la pelí­cula. Pero sigue la náusea, el vértigo allá afuera... Puro parafraseo, qué, ¿nada es original? Ven conmigo al puerto, pero no te enclaves. Contempla, eso sí­, y si puedes espera a que caiga sobre ti una hoja seca, como hoy me pasó a mí­. Y después márchate y madura. Sin miedo a la vida. ¿Qué más puede pasar? Guardé la hoja en un libro de cuentos, pero cuentos reales, que me llevaron a exaltar un poco la caridad. ¿Santa y teologal virtud? Mientras no mires el reloj, puede que sí­. Y seguiré siendo aquel niño que con pueril arrogancia timó al Doctor de la Iglesia, ante aquel misterio... Eso me hizo recordar a mi amiga misteriosa. Qué bueno que no la encontré. Me hubiera evitado estos mareos, y el tener que vivir al filo de la navaja.

FIN
(Barcelona, 11/0ct/04)

------------------------------

Ab-zurdo #52

Jeff esperaba que se congratularan todos sus objetos personales, a la sazón todos dentro de una sucia bolsa de Maxi.

- Que se congratule la más vieja de su casa -exclamó la vieja cámara Rollerflex.
- Sí­, nos congratulamos mierda -la apoyó uno de los 3 pedazos de butifarra, el más chancho de todos.

Jeff les dijo que se calmaran, que ya mero llegaban, pero que se dieran la mano siquiera.

- Su chingada madre -reparó el lagarto de plástico.
- Sí­, vamos a la chingada con sus idioteces -dijo el último calzón que le quedaba.

Y así­ siguieron todo el camino, siendo devorados por los mosquitos y los tábanos. Jeff no podí­a dar un paso más, y dijo: "pos si no se contentan estre ustedes, los voy a dejar aquí­, y ai ustedes se arreglan".

- ¿Así­ nos amenazas, mamarracho? -inquirió con sorna el sarapito.
- ¡Pinche maricón! -concluyó el bote de destapacaños ya casi vací­o.

Pero en eso, salió de la boca de Jeff el vómito azul, radioactivo sin duda. Combinado con la sangre de sus llagas, se formó un molito bien chingón, vaya, nomás le faltaba el ajonjolí­.

Ya con el Padre Cuéllar, los objetos recordaban a Jeff.

- No era tan malo.
- Ei, ¿edá?

FIN

---

0 Comments:

Post a Comment

<< Home