Thursday, January 06, 2005

Ab-zurdo #61

Sent: Wednesday, December 15, 2004 6:38 PM

Ab-zurdo #61

Estábamos el Chill, Myrna y yo en una orgía. Futa, pero de las buenas. La música tecno, podrida e inclemente, me motivaba de a madres. Había pura gente alivianada, de los círculos Tock, y también había banda de los rotativos. Ya llevábamos buen rato pegándole, sin reparar en lo que estaban haciendo los demás. De repente, me tocó con Myrna. Estaba más gorda que nunca. Pero desnuda, no se veía tan mal. En secreto la deseé durante mucho tiempo, pero mi estúpida cordialidad nos convirtió en compas de desmadre. Y ya ahí, entre espesos colores tóxicos, nos dirigimos una mirada de concupiscencia. Y al pasar un instante eterno, su típico espasmo de la ceja izquierda se disparó. Le dije que esperara un segundo, para inhalar un poco de la sensación azul. El golpe fue un choque intempestuoso, y me sentí con unas energías diabólicas, inhumanas, hirvientes. Los espectadores como ustedes, empezaron a salivar. Estaban pendientes de todos mis movimientos. Y cuando estaba a punto de hacer mía a Myrna, la música terminó. Me volví sordo para el ruido, para el tiempo, y para mis ángeles. Desperté riendo al ver a mi alma en vela. El cuarto estaba lleno de gente muerta, sobre charcos de sangre amarilla y pegajosa. Me invadió la calma chicha, y me corté una mano con una piedra filosa. No sé por qué recordé al Chill eructando: "broder, no te claves". Pero era tarde: mi vida había comenzado. Y me volví un profeta helado, leyendo la suerte al que no me lo pedía, y buscando en las nubes el alcohol para dormirme en mis laureles. Y nunca más volví a saber de paz, ni de infiernitos. Porque el placer que inventé, me fue plagiado. Y qué extraño ese nacer olvidado por mí. Porque ahora pienso que éste siempre he sido yo.

FIN

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