Friday, January 14, 2005

Ab-zurdo #64

Ab-zurdo #64

- Con el robo conejero nos sostendremos, compadre.

Fue la primera frase del Toques, cuando despertamos en aquel baldío lleno de cadáveres. Nos habiamos gastado los cuatro mil dólares en 3 noches de juerga en los prostíbulos.

- Fue lana bien gastada -le dije. - Ya teníamos mucho sin ir con la Wawis.

Cerré los ojos dulcemente, y la Wawis empezó a colmarme la mente completa. Empecé a desbordar los límites de los recuerdos, de las sensaciones e incluso de lo anatómico, así como cuando hago viajes astrales. La Wawis se había apoderado de todo mi ser. Ahora que lo reflexiono, mi madre me decía que yo no tenía llenadera, pero esa vez sí la tuve.

El Toques no daba crédito a sus ojos. Empezó a salir de mí un líquido espeso parecido al helado de choco rocas. El Toques se apresuró a ponerlo en una lata de Quik, y después lo sirvió en vasitos de plástico a los niños pobres de La Merced. Yo quedé exprimido como un pequeño bagazo. Por cierto, hasta mi bagaje cultural se salió de mis entrañas. Quise mirar con los ojos de la Wawis, pero me comí mi trompita, y los resecos cachetes también pa dentro. Y ahí, me empecé a meter en mí mismo, cual caracolito retorciéndome, bien vaciado.

Cuando ya estaba yo en calidad de frutita seca, el Toques me echó encima un poco de lechuguilla, y con eso quedé al tiro de nuevo. Me gustó ese desmadre y di un grito olímpico.

Ahí empezó mi imperio. Puse una fábrica de lechitas de sabores, las cuales yo mismo coloreaba, al ponerme a pensar en la Wawis. Lo malo fue que los niños de La Merced se quedaron con la idea de que el Quik de fresa es color chocolate.

FIN

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