Ab-zurdo #92
Ab-zurdo #92
Julio estaba cansado de andar buscando a alguien con quien follar. Había ido a todos los antros, con su pasaporte VIP. Encontró delicias de los años 80, pero con esos anteojos veía sólo pequetitas de desconfianza. La cosa era anotar goles, completos, ultrapasando la línea de gol.
Vera lo seguía a todos lados, en calidad de árbitro. Veía cómo Julio abrazaba con brazos pegajosos aquellas rositas fresita. Y cómo bebía de sus boquitas pecadoras. Algunas mocosas traían tatuajes de sorna y maltratos, y algunas más, piquetes de imitaciones e imantaciones. Anulaba todas las anotaciones, las cuales sólo quedaban como pifias registradas en su libreta.
Ese día llegaron al Versalles, claro, separados, y Vera decidió acompañarlo a la zona de strips. Un viernes así no podía ser desaprovechado. Y al pedir un vodka con red bull, se sucedieron 3 sampleos del tiempo, alumbrados con luz negra. Sin ansias de espuma, vio pasar ante sus ojos a aquella avestruz de las bolas de oro. La bestia humana en persona.
El locutor narró el ataque con una dicción impecable, pero en húngaro. Y Vera se dejó sobornar por los espectadores. El intervalo acabó. Y sin tiempos extras, declaró ganador al resto del mundo.
FIN
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