Ab-zurdo #87
Ab-zurdo #87
Llegué a la convención de dioses. Era puro dios chingón, no de esas deidades menores. Yo iba de representante del mío, que se reportó enfermo, y me escogieron de entre un pool de achichincles.
El Dios de Um habló:
- Saben qué broders, ando bien agüitado. La banda ya no me busca como antes.
- Acá desde que abolí las culpas, empezó puro pecado bien cabrón - agregó el dios Momo De Blanco.
- Futa, no saben lo que están diciendo - dijo Raymundo, y sacó de su bolsillo una cajita color crema de maní.
Todos la observaron con cara de barro. Hubo un silencio de varias extinciones. Luego sacó de la caja un planeta desértico, donde se encontraba mi madrecita querida.
Resignado, me quité el camafeo que le robé, el cual iba a empeñar, y los dioses pelaron los ojos como si hubieran visto un acto zoofílico.
No podían resolver mi problemón, ni con la lluvia de ideas, hasta que al Dios Porno se le ocurrió que lo decidiéramos escuchando el sorteo de la lotería.
Y eso queridos amigos, fue el inicio de los mesías mojados. Pues los momios no fueron pronunciados. Quién iba a pensar que en mi calidad de niño gritón, iba a embarazar a los obsoletos divos. Muy chingones habrían de ser. Pero a mi imagen y semejanza.
FIN
(a Wero, Carlos y al Máster)
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