Friday, November 18, 2005

Ab-zurdo #82

Ab-zurdo #82

Lorna estaba feliz por el futuro perfecto.
- Qué chingón, las cosas que voy a hacer en el futuro.
- Ya vas, pinchi Lornita, ya vas - pero dentro de mí, pensé "pobre tarada, aparte de puerca, llena de mierda su cabecita".

Lorna prosiguió:
- Imagínate, mis obras futuras, nadie las entenderá, qué chingón.

Y mis ojos, veteados de miedo se vistieron de pospretérito otra vez. ¿Tendría razón, la canija vieja? Sin mover ni un músculo de la rechoncha cara de manatí, me explicó que mi destino se encontraba en una casa blanca, "antes de los arbolitos". Después de proferir dicho apotegma, yo me calenté y escupí la bilis. Me incorporé fastuosamente y le solté un golpe en el vientre que le hizo parir a los 2 gemelitos que les conté.

Le pagué el hospital porque soy un caballero, pero me fui y no supe más de ella hasta que llegué a Macao aquella navidad sudorosa. Telefonée al Licenciado Plasencia, para oír una vez más la mesmerizante grabación de su contestadora, pero fui interrumpido por el pensamiento de Lorna. Sus edificios imposibles invadieron mi intelecto, y sus perversos gemelos lo acabaron de colmar. Por tanto no me quedó más que caer en esta contrición embriagadora. De penitencia rezo a diario mis verbos portugueses, y además, nunca le quito las semillas a los limones. La arbolada casa blanca resultó ser mi cajita de Hello Kitty, la que me quitaron las monjas, y en ella misma escribí con tiza mi magnífico epitafio: Yo soy la morsa.

FIN

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