Ab-zurdo #84
Ab-zurdo #84
Estábamos mi primo y yo cada quien en su jaula, balancéandonos alegremente. En eso, llegó un papagayo y nos dijo:
- Ráscame la cabecita.
Castigué al papagayo, con una violencia cruda, contundente, policíaca. A mi primo se le antojó prender la tele, y para nuestra malísima suerte, estaban los Teletubbies. En eso llegó la chica de la terapia, la que se parecía a Mónica Belucci. Y mientras sobaba con extraños aparatos mi rabadilla, mi primo le sacaba plática con el fin de llevársela a la cama. Yo cogí el aceite Mennen, unté al papagayo y froté con él la pantalla de la tele. La chica se me quedó viendo como si yo fuera un pordiosero. Así que sin quitarle la mirada de los ojos, besé al papagayo y se lo entregué con la mayor ternura. Ella lo guardó entre sus perfectos senos, y ahí empezó la vorágine del vértigo. Me metí por el hoyo de los ojos del diablo, y respiré el agua del pecado. Al último le di la vuelta a las aureolas de los santos reyes. Y contrario a los falsos profetas de cuando niño, estos sí me dieron mi navidad.
Cuando reaccioné, encontré al teletubby azul a mi lado, y mejor me volví a dormir.
FIN
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