Friday, October 07, 2005

Ab-zurdo #77

Ab-zurdo #77

Mira mi reina, estoy harto de las bandadas desbobinadas. Aquellas cintas en beta habían acabado con mi cerebro de nuez. Y dentro de mí, las guitarras incansables y el solo de batería no pudieron con Meksico city.

La siguiente agrupación alemana, inconfundible, con sus elementos sonoros de mucha improvisación, me hicieron pensar que los setentas habían acabado. Por fin se iba El Caballo Bayo, y mis progenitores de Míster Sandman, y las cintitas de colores con las que pides deseos infantiles.

El verano en Culiacán había destruído mi páncreas y mis ganas de sacarme la lotería. Lloré un poquito por el ojo izquierdo, porque por fin me iba a ir sin mis maletas.

Simone me había invitado a vivir con ella, pero lo dijo muy sin ganas... ¡Con quién me iría, diablos? No sabía nada del mundo, ni siquiera que el tiempo no existía. ¿Cómo saber quién era, si dormía envuelta en redes?

Así que mejor me tomé las medidas del busto, y las apunté en un papelito de arroz. Le prendí fuego y con él me fui, con un vendaval estupendo, por fin despojándome de lo que mis maestros me habían dicho que era malo. Y aún así permanecí aferrado a la ilusión de mi mademoiselle perfecta, grande, fuerte y rebuznante. Ya ni ustedes amigos, podrán convencerme. El terror de aquellas desoladas caricaturas ha terminado.

Soy feliz, en un remate del platillo roto de la vitrina, kingdom of madness, y le digo hola a aquel perrito negro indefenso al cual torturé cuando tenía 11 años. Esta vez sus dueños sí me cacharon. Y ahora lloro por el ojo derecho diciendo adiós a la aurora, y buenos días al reino de los comerciantes corruptos.

Éxtasis.

FIN

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