Ab-zurdo #97
Ab-zurdo #97
Después de todo, aquella niebla ensordecedora no iba a cegar a los generosos seres de aquel suburbio de algodones.
La dulce Manolita tenía tanto que decir, que a veces pasaba las noches en vela hablándole a su reflejo en el agua del inodoro.
Humphrey era el típico descarado aceitoso. Pero con un corazón de becerro que lo hacía sangrar al ver atropellos.
Noche y día la atmósfera los encontraba intentando meterse el uno en el otro, sin conocerse aún.
Humphrey se inyectaba a diario igual número de shots que la primera cifra que leía en el boleto del metro cada mañana.
Manolita a su vez, se entretenía haciendo operaciones con las cifras del Apocalipsis, y a veces se hacía cortadas en la nuca con un cúter.
Y el día menos pensado, los dos coincidieron en aquel salón de baile. Sincronizados, mirando a todos lados con una sonrisa ridícula, esperando que alguien se fijara en su cuerpo ataviado a la pseudo moda, y con algunos kilos de más.
El espejo fue tan perfecto que dejaron de bailar.
Y se dijeron el uno al otro al mismo tiempo...
FIN
0 Comments:
Post a Comment
<< Home