Wednesday, September 14, 2005

Ab-zurdo #76

Ab-zurdo #76

Desperté después de beberme el sueño de la gran carnada, completito y sin comerciales. Porque han de saber que a veces sueño anuncios. Intermedios no, porque se me haría una falta de respeto a mí mismo. Sabía que esa vez lo lánguido iba a resultar irónico, u onírico. Por eso me quedé en la cama cinco minutos más. Le dije a mi perra que se metiera a bañar ella primero. Lo cual hizo, sin quitarse sus baratijas ni su desfachatez de encima. Mientras se bañaba con esa agua hirviendo, como pa pelar pollos, me dijo:

- ¿Cocolito, dijiste?

Yo no había dicho nada, hasta que me quité la mordaza.

- Sí, pásame más tierrita.

Y ella empezó a platicar con sus queridos esquizos, como siempre esquivos. Saliendo de bañarse, la perra se me escapó al pasar un Cocker Spaniel de la cuadra, por cierto, de no mal ver. Quedé con los ojos pelones, pero lleno de folklor turco. Así que tomé sus besos y los guardé en mi pastillero. Nunca la volví a ver, ni siquiera en el sueño de la pompa y circunstancia, ni en el del hombre del chalequito. Así que me despejé de la ecuación sin seguir la receta. Ya no tenía que maldecir sus suspiros puritanos, ni sus desplantes sectarios. Y ahora soy un hombre refurbished, en la pereza feliz y cachonda, fumando alegrías, y sin inoculaciones de parvovirus a destiempo.

FIN