Tuesday, January 18, 2005

Ab-zurdo #65

Ab-zurdo #65

- Tú y yo podemos ir arriba, con nuestro amor.
- No lo creo. Es sólo la influencia del gabacho.

Marian, con su estupefacta cara de conejo, quedó a la deriva de sus pensamientos, y justo cuando iba a articular un gruñido, la interrumpió el solo de flauta. Duró 6 días, y lo tuvieron que escuchar sin pronunciar palabra. Al finalizar, el flautista se dio un tiro en la sien. Sin inmutarse, Stella le desabrochó los botones del vestido, e hicieron el amor. Se amaron como siempre lo quisieron: free-style, y sin checar la ortografía. El flautista muerto se alejó en su patín del diablo, y yo quedé como un idiota, mirando aquella escena, encandilándome con las carnes níveas de una afrodita, que estaba poseyendo a un jabalí. Tiré el volado de nuevo, y Stella pidió cara.

- Cayó cruz, Morusita.
- No lo creo. Es tu fijación por el azar sincopado.

Y así siguió un sinfin de diálogos acorazados, hasta que le quité lo carismática a la estrepitosa, y mojé mis labios en las sucias fauces de quien se convirtió en la promesa de mi lento divagar. Y al fin comprendí que el motor de las respuestas es más potente que la vida misma. Y que los tacos de lengua son mejores que las caricias de una diosa.

FIN

Friday, January 14, 2005

Ab-zurdo #64

Ab-zurdo #64

- Con el robo conejero nos sostendremos, compadre.

Fue la primera frase del Toques, cuando despertamos en aquel baldío lleno de cadáveres. Nos habiamos gastado los cuatro mil dólares en 3 noches de juerga en los prostíbulos.

- Fue lana bien gastada -le dije. - Ya teníamos mucho sin ir con la Wawis.

Cerré los ojos dulcemente, y la Wawis empezó a colmarme la mente completa. Empecé a desbordar los límites de los recuerdos, de las sensaciones e incluso de lo anatómico, así como cuando hago viajes astrales. La Wawis se había apoderado de todo mi ser. Ahora que lo reflexiono, mi madre me decía que yo no tenía llenadera, pero esa vez sí la tuve.

El Toques no daba crédito a sus ojos. Empezó a salir de mí un líquido espeso parecido al helado de choco rocas. El Toques se apresuró a ponerlo en una lata de Quik, y después lo sirvió en vasitos de plástico a los niños pobres de La Merced. Yo quedé exprimido como un pequeño bagazo. Por cierto, hasta mi bagaje cultural se salió de mis entrañas. Quise mirar con los ojos de la Wawis, pero me comí mi trompita, y los resecos cachetes también pa dentro. Y ahí, me empecé a meter en mí mismo, cual caracolito retorciéndome, bien vaciado.

Cuando ya estaba yo en calidad de frutita seca, el Toques me echó encima un poco de lechuguilla, y con eso quedé al tiro de nuevo. Me gustó ese desmadre y di un grito olímpico.

Ahí empezó mi imperio. Puse una fábrica de lechitas de sabores, las cuales yo mismo coloreaba, al ponerme a pensar en la Wawis. Lo malo fue que los niños de La Merced se quedaron con la idea de que el Quik de fresa es color chocolate.

FIN

Tuesday, January 11, 2005

Ab-zurdo #63

Ab-zurdo #63

Por fin está llegando el tren. Ahí viene toda la gente que admiro: artistas, flamantes, gángsters y perdidos. Absolutamente todos van dentro del tren. Paró en mil ciudades para recogerlos, y subieron sin quejarse, y sin maquillaje. Y al pasar y verme esperando, ríen a carcajadas. Yo estoy calvo, famélico y sin dientes. Me estoy pudriendo atando cabos en en este paraje de ecos. Y el tren no se ha parado aún... Uno de mis héroes me arroja fotos viejas por la ventana, y yo, las recojo con la lengua. Ahora que vuelvo la mirada, el tren no es más que un punto suspensivo. Ahora sé que esos parias nunca pararían. Nadie les dijo que me admiro, y que espero conocerme algún día.

FIN

Friday, January 07, 2005

Ab-zurdo #62

Ab-zurdo #62

Soy un alma en busca de vidas. La última fue divertida. Duró 3 lims, en un planeta muy avanzado, estuvo suave. Tuve muchas relaciones existenciales, la mayoría de ellas interdependientes y con generación de energía. Morí una vez más hace medio lim. Ahorita estoy en stand-by. El limbo es gacho, no hay mucho qué hacer, aunque de repente pasan almitas chulas. El comandante de este universo es chévere. Nos deja libres para alcanzar la perfección. He oído que en otras partes es medio paternalista la onda. Pero aquí no. Lo que busco es una sociedad relajada donde encajar y aumentar mis posibilidades horizontales. Estuve en la Tierra hace como 3 vidas, y la neta fue de hueva. Tienen varios cientos de miles de años en la pendeja. Mi mente estuvo desconectada todo el tiempo, buscando materiales. A nadie le importaba el cosmos. Bueno, a casi nadie, pero esos pocos fueron exterminados por clanes primitivos. Pero basta de hablar de física. Voy a moverme en el tiempo más aprisa, sin dejar de ganar mis bonos. ¡Ah, qué bueno es ganar bonos! Un momento. Los entes superiores están a punto de venir a susurrarme los lineamientos etéreos. Los he oído millones de veces. Así que antes de que eso ocurra, me voy a transformar en ti. Mientras lees estas líneas cobrarás una semi-conciencia aletargada. Y verás que no se siente nada. Pensarás que eres la voz adentro de tu mente. ¡Ja! Estúpido destino el tuyo. El riesgo para mí es que tu mundo esté lleno de idiotas. Pero aún así, espero que seas open-mind y te estimules cono se debe. Bienvenido yo.

FIN

Thursday, January 06, 2005

Ab-zurdo #61

Sent: Wednesday, December 15, 2004 6:38 PM

Ab-zurdo #61

Estábamos el Chill, Myrna y yo en una orgía. Futa, pero de las buenas. La música tecno, podrida e inclemente, me motivaba de a madres. Había pura gente alivianada, de los círculos Tock, y también había banda de los rotativos. Ya llevábamos buen rato pegándole, sin reparar en lo que estaban haciendo los demás. De repente, me tocó con Myrna. Estaba más gorda que nunca. Pero desnuda, no se veía tan mal. En secreto la deseé durante mucho tiempo, pero mi estúpida cordialidad nos convirtió en compas de desmadre. Y ya ahí, entre espesos colores tóxicos, nos dirigimos una mirada de concupiscencia. Y al pasar un instante eterno, su típico espasmo de la ceja izquierda se disparó. Le dije que esperara un segundo, para inhalar un poco de la sensación azul. El golpe fue un choque intempestuoso, y me sentí con unas energías diabólicas, inhumanas, hirvientes. Los espectadores como ustedes, empezaron a salivar. Estaban pendientes de todos mis movimientos. Y cuando estaba a punto de hacer mía a Myrna, la música terminó. Me volví sordo para el ruido, para el tiempo, y para mis ángeles. Desperté riendo al ver a mi alma en vela. El cuarto estaba lleno de gente muerta, sobre charcos de sangre amarilla y pegajosa. Me invadió la calma chicha, y me corté una mano con una piedra filosa. No sé por qué recordé al Chill eructando: "broder, no te claves". Pero era tarde: mi vida había comenzado. Y me volví un profeta helado, leyendo la suerte al que no me lo pedía, y buscando en las nubes el alcohol para dormirme en mis laureles. Y nunca más volví a saber de paz, ni de infiernitos. Porque el placer que inventé, me fue plagiado. Y qué extraño ese nacer olvidado por mí. Porque ahora pienso que éste siempre he sido yo.

FIN

Ab-zurdo #60

Sent: Tuesday, December 07, 2004 7:32 PM

Ab-zurdo #60

Juan Sosa quiso compactar todas sus pertenencias dentro de la mochila.

Sus deseos cupieron bien. Aún sus locos caprichos. Después metió el viejo iglú de juguete. Cupo absolutamente todo, aún lo que estaba por venir.

Sólo faltaba meter las cenizas de su último cigarrillo.

Mientras lo fumaba, esperó a su padre para decirle "no adiós, sino hasta luego".

El padre entró, y sacudiéndose el hollín del incinerador de cuerpos, golpeó a la madre como lo hacía todas las noches.

Las cenizas exclamaron:
- Mira qué hollín, está bárbaro.

Y volando gráciles cual gaviotas hacia el asexuado hollín, 16 generaciones se mezclaron por fin, y Juan Sosa, estupefacto, presenció el inicio de la cuenta atrás que Hernán Cortés anunció algún día.

Y no hubo uvas, ni huevos. Ni guerreros heroicos. Y la mochila se fue al carajo, con todo el futuro del país. Pero yo, Juan Sosa, me convertí en este mal chiste. Y ustedes, queridos padres, se quedan dentro de él.

¡No te vayas, Juan!

FIN

Ab-zurdo #59

Sent: Tuesday, December 07, 2004 6:45 PM

Ab-zurdo #59

Me cae que es imposible volar por tu mente. Trato de penetrar a diario en tus recónditos sentidos, para toparme con pared todas las veces. Te doy estimulación temprana, a tiempo y tardía, y ni te inmutas. Sigues en la ignominia. A veces pienso que la loquita eres tú y no yo. Me tomo varios tés al día, de sabores exóticos, y tú, como si nada. Como como un marrano, y tú, ni me volteas a ver. Como el otro día, que pasaste a mi lado, con gran indiferencia. Creí sano deprimirme, pero ya ves, desde que entré en este vehículo, no hay quien me pare. Pero bueno, creo que ni reparas en pararme. No podría yo saberlo a ciencia cierta. Me desdoblaré, cual enzima, para poseerte. Para tener tus ansias en mí puestas. Para saber por qué no quieres subirte al carrusel. Conmigo, o sin mí, pero hasta vomitarnos de rabia y de celos. Parafraseando a Piter, una de cal por mil de arena. A la mejor una encerrona podría salvarte. Porque estás perdida, mi reina. Estás inmersa en lo erróneo, te equivocaste de planeta. Yo que tanto me quejaba, ya ves, hasta que di pie con bola con esta máquina. Esta fábrica de eructos, esta productora de histeria, que con todo y mis 23 años, me llevó a la tumba de tu vidita quasinormal. Ahora vivo en la cachonda espuma de la marabunta, que es imparable. Inagotable, contundente, inexorable. Inasible, inefable. Muy amable, también. Y tú, mi bella genio, intocable. Sin tragarme, sin rascarme, sin hablarme y sin matarme. Mejor así. Daré una vuelta más alrededor de tu pequeño cráneo. Todo para complacerte. Pero siempre cuidando no excitarte demasiado. Dejaremos el placer... para mañana.

FIN

Ab-zurdo #58

Sent: Tuesday, November 30, 2004 1:08 PM

Ab-zurdo #58

Ñe y los nenes eran ya todo un éxito editorial, y Ñe mató a la zebra.

Ñe escribía el prólogo, y los nenes los demás capítulos. Siempre era así, a pesar de que en el prólogo, Ñe siempre contaba el final de la novela.

Por fin uno de los nenes pensó que ya estaba bueno de tantas jaladas, tomó la espada y la blandió contra Ñe.

Pero una zebra del público, a la sazón la más pacheca, dijo:
- Quiero visualizar toda la nada que me estoy perdiendo en este mundo de todo.

Tal comentario puso a temblar a toda la banda. Unos nenes se sacaron de onda de tal modo que de plano abandonaron el recinto. Otros, los más macizos, ni se inmutaron, más bien traían la temblorina desde anoche. Y el de la espada de plano se fue con Ñe. Hicieron el amor toda la noche.

Al otro día, la descarada zebrita de pacotilla se dirigió a Ñe:
- Maestro, dame tu e-mail, pa pasarte mis comentarios, ¿te late?

FIN

Ab-zurdo #57

Sent: Tuesday, November 30, 2004 12:43 PM

Ab-zurdo #57

Hipólito era un rebelde completo. Pasaba las tardes escribiendo manifiestos que provocarían rupturas. Su negra lo acompañaba en todo momento, y le llevaba café a litros. Hipólito lo bebía sin parar y aún así dormía como un lirón. Por si fuera poco, cuando llegaba la Semana Santa, Hipólito se flagelaba hasta quedar en carne viva. Lo hacía con mucha precisión, pues no dañaba ningún órgano vital. Una belleza, daba gusto verlo tan emocionado, bañado en su sangre azul.

Llegó el carnaval, y con él, las lluvias torrenciales en el sucio pueblo pantanoso donde vivían. Sin embargo, la algarabía se colaba hasta el cuarto de la negra, la cual pasaba las noches en vela, acostada en su cama a oscuras, con los ojos pelones, diciendo incoherencias y haciendo ademanes con las manos. Toda esa cuaresma ella tocó el trombón todo el día, y al mismo tiempo las maracas con los pies. Y cantaba canciones por ella compuestas, poemas de una rabia infinita, que dedicaba a Hipólito, al pensar en tener que limpiar la sangre que el maldito regaría por todos lados.

Finalmente, llegó la fecha, e Hipólito pidió prestados sus acostumbrados flagelos a los Estudios Churubusco. Todo estaba listo para el festín de aullidos. Pero en la víspera, mientras encendía la PC, le cayó la negra por detrás. Lo amordazó y se sentó a la máquina que atónita presenciaba el crimen aquél. La negra abrió su mail, y cambió los escritos rebeldes de Hipólito, al incluir frases sarcásticas al final de cada párrafo. Aquello quedó como una vulgar pastafrola, la cual envió a todos los contactos del messenger, aún a los hermanos de la Resistencia de Yucatán. Clyde, el mono araña de Hipólito, rió tiernamente al saberlo. Hipólito empezó a sufrir convulsiones por el obsceno espectáculo. Mientras, la negra y el mono bailaban como unos posesos, puras rolas de Los Chicharrons. Acto seguido, rezaron un rosario, y meditaron tanto, que la negra murió de paz.

Al llegar la Semana Santa, Clyde, vestido de María Magdalena, abusó aún más del cautivo: le leyó el manual de Carreño completito, y acto seguido le pasó la factura del cibercable. Cuando estalló la última de sus vísceras, el monito hizo la señal de la cruz. Cubrió de verduras frescas el ataúd y alguien repartió estampitas porno. Y 90 años pasarían para encontrar el cadáver boca abajo en el ataúd, como el de Joaquín Pardavé, sólo para voltearlo y descubrir una sonrisa de rey y unos ojillos aviesos. Le cantaron la rola de "Bye Bye, baby", a la Janis Joplin, y lo devolvieron pa dentro. Y la gente le empezó a pedir milagros. Pero sólo me cumplió el milagro a mí, bendito sea, y aunque nunca dije qué fue, le hicimos un altar en la podrida ciénaga, para venerarlo como el Santo patrono del estrés.

FIN

Ab-zurdo #56

Sent: Friday, November 05, 2004 6:11 PM

Ab-zurdo #56

Un día unos cuates organizaron una fiesta. Llegó tantísima gente, que de repente todo el planeta era una sola pachanga. Bonito, de verdad. La fiesta ya llevaba 13 millones de años. Nadie se quería ir. Y como decía mi abuelita, yo siempre me quedo hasta voltear cazuelas. Total, estábamos varios miles de compas en la cocina, que es donde se pone mejor el cotorreo. En eso, Andy quiso hacer palomitas en el micro, pero la cola estaba algo grande, le dije, Andy, yo mandé a mi novia Gertrudis hace 40,000 años, y todavía no le toca. Vaya micro, ¿verdad?, dije yo, y de ahí comenzó otra plática de esas que duran décadas. Futa, qué divertidos son los almas de la fiesta. Quisiera ser uno de ellos. Todos traen objetos graciosos para mostrar, gente que criticar, cantantes que imitar. Pero antes de ensimismarme más en eso, sucedió que el anfitrión, Don Gonzalo, anunció que ya mero nos teníamos que ir. Esos últimos 120 años se me pasaron rapidísimo, ese millón de chelas se me fue en un sorbo. Pero llegó el fin. Dejamos el planeta hecho una pocilga. Lo bueno fue que cuando salimos, los papás de Don Gonzalo todavía no habían llegado. Fueron a una cena, y dijeron que iban a llegar en la era de Piscis. Quise llorar, pero en vez de eso se me llenaron los ojos de una avidez incontrolable, de un deseo feroz. Vi a todas las que me había ligado en la fiesta, platicando en el zaguán unas con otras. Se subieron todas en el mismo coche, y siguieron riendo a carcajadas. Y supe que un weirdo como yo no iba a lograr nunca nada. Eran sólo unos cuantos miles, mientras otros ligaban millones. Ya no fui al after party. Me dijeron que se puso bien. De hecho siguen en la orgía... Yo, al llegar a casa, vomité todas mis ganancias. Me fui a la cama desnudo, y sin lavar. Quise morirme rápidamente, con una larga enfermedad. Decídí zambullirme en la pobreza. Soñar pesadillas. Y dormirme sin rezar.

FIN

Ab-zurdo #55

Ab-zurdo #55

Voy a grabar un álbum con mi amigo Heri. Lo malo es que ya murió. No importa. Voy a ir con el muertero y le voy a decir: "Ándele, traiga pala y ayúdeme, no sea huevón". Lo vamos a desenterrar. Y luego, le voy a decir al Heri: "Ira Heri, despierta, ámonos". Eso hice, y pos ya íbamos Heri y yo por la calle Frías, rumbo al estudio de grabación. Del nombrecito nomás quedó el sarcasmo de igual temperatura, porque hacía un calor de los mil demonios. Un insoportable y terrible calor infernal. De hecho eso era una olla de presión, a punto de estallar. Apuesto a que en la superficie solar no hacía tanto calor. Heri silbaba alegremente, e iba hablando solo, bien quedito. Creo que a los muertos a veces como que se les va la onda. Como que se les borra el tape. Pero no era para menos, 18 años enterrado, pos así cualquiera. Dentro de mí di un suspiro de alivio cuando él, así sin más, me preguntó: "bato, amos a cantar de las de antes, ¿edá?". Yo dije que simón, que íbamos a cantar pura rola chingona, de grandes ligas. Llegamos al estudio pero los cables se habían derretido por el calor tan cabrón. De hecho yacían 6 cuerpos sin vida, derretidos, en la sala de grabación, y el Jason, ingeniero de sonido, también bien aguadito, como fondue de chocolate blanco, en su silla de la cabina. El Heri se empezó a inquietar, y perdió el control. "Ira, maldito, pinchi embustero de mierda", gritaba, y me aventaba cosas, sillas, estantes, cintas viejas, pedazos de cuerpo achicharrado, una cabeza de búfalo que el Jason habia cazado en aquel safari, y varias botellas vacías de Heineken. Mientras él me aventaba cosas, yo ya estaba grabando el álbum. Pobre Heri, sus ojitos, y en general todos sus sentidos muertos ya no funcionaban. Terminé la post- producción y salió una belleza, un álbum de culto, destinado a un planeta quemado y sin vida. Pero yo seguí fresco como una lechuga, y escribí mil fábulas como ésta, ya sin Heri, ni nadie, sólo con este maldito walkman con 10 canciones sublimes de alegría brutal.

FIN

Tuesday, January 04, 2005

Ab-zurdo #54

Sent: Tuesday, October 26, 2004 10:47 AM

Ab-zurdo #54

Estábamos Domitila y yo en la aburrida Zürich. Estábamos bailando mambo, ya llevábamos 6 horas. Mientras cachondeaba con ella, mis pensamientos estaban en otro lado. Además, como la cuaresma de aquel año 37 habí­a terminado, yo tení­a el buche lleno de un entusiasmo arrollador. Ahí­ mismo saqué pluma y papel, y escribí­ "El tratamiento de la dialéctica preindustrial con la mirada de Adorno: la antí­tesis de la conciencia colectiva", de un jalón y en sólo 43 minutos. Domitila rumiaba maldiciones, a ritmo de polka, mientras yo daba los últimos plumazos. Entonces, satisfaciendo su más vil espí­ritu vengativo, sacó su olivetti y se echó de un chingadazo "Del utilitarismo monista al teleologicismo igualitario: estudio razonado de la cosmovisión fatalista". "¿Ah, sí­, perra?", le dije. "Pos ai te va 'La sofí­tica positivista a partir de Kierkegaard: la globalización sofisticada en un devenir de inversión'". Los músicos de la banda empezaron a murmurar. Acto seguido se empezaron a arremolinar ante nosotros, y Domitila, aprovechándose, empezó a deslizar sus sucias manos de seda virgen por mi cuello... ¡me estaba despojando de mi candado contra la pudrición! Entonces, ahí­ en medio del desmadre, empecé a dictar "El problema de la liberalización reintegracionista partiendo de Vasconcelos: la cosificación de la tecnocracia popular". Fito H. no perdí­a pisada, ni de las polkas mudas, ni de mi rictus de dolor. Así­ que apuntó todo lo que dije, le sacó copias súper en chinga, y lo distribuyó a los presentes bajo el tí­tulo de "Mein Kampf". Claro que lo endulzó con chabacanadas totalitaristas, y le quitó todo ese rollo de los libros de texto gratuitos. Le dije que no fuera mamón, y que respetara mis idilios, pero me ignoró. Acabó el baile con un triste vals norteño que me hizo perder el paso. Y ya sin mi máscara, me alejé en un espiral vertiginoso de aurora boreal, henchido de placer al contemplar a Domitila siendo devorada por unos gamberros.

FIN

Ab-zurdo #53

Sent: Friday, October 22, 2004 5:39 PM

Ab-zurdo #53

Estábamos tomando una copa el Pánico, el Terror, y el Miedo. Los 3 estaban asustados. Me querí­an pedir consejos.

Temí­ que el Miedo se friqueara. Entonces pronuncié un débil discurso cobarde, y al escucharlo, el pánico se apoderó de nosotros.

Temerosos, nos contagiamos de miedo. Corrimos durante días en distintas direcciones, dando de alaridos.

Cuando volvimos a la calma, fuimos presa del terror. Sentí­ escalofrí­os de pies a cabeza y se me erizaron todos los pelos del cuerpo. Al llegar a la tiendita, nos volvimos a encontrar todos, y nos llenamos del más terrible espanto.

Seguí­amos en una zozobra mortal, horriblemente amedrentados. Hasta que alguien gritó: "¡HAY ELOTES!". Y eso fue realmente pavoroso.

FIN

Ab-zurdos #51, #52

Sent: Thursday, October 14, 2004 5:45 PM

Habiendo pasado ya 6 meses del último, queridos radioescuchas...

Ab-zurdo #51

Prueba y error. La teorí­a del holograma. ¿Cómo ser feliz en este caos? La miseria amarilla. Más bien color mostaza, recalcitrante. Algunos venden la miseria, y son felices. El camino de la dicha y el placer está plagado de ambulancias. Súbete a una, y tal vez encuentres algo de calidez humana, como le pasó a Lola, en la pelí­cula. Pero sigue la náusea, el vértigo allá afuera... Puro parafraseo, qué, ¿nada es original? Ven conmigo al puerto, pero no te enclaves. Contempla, eso sí­, y si puedes espera a que caiga sobre ti una hoja seca, como hoy me pasó a mí­. Y después márchate y madura. Sin miedo a la vida. ¿Qué más puede pasar? Guardé la hoja en un libro de cuentos, pero cuentos reales, que me llevaron a exaltar un poco la caridad. ¿Santa y teologal virtud? Mientras no mires el reloj, puede que sí­. Y seguiré siendo aquel niño que con pueril arrogancia timó al Doctor de la Iglesia, ante aquel misterio... Eso me hizo recordar a mi amiga misteriosa. Qué bueno que no la encontré. Me hubiera evitado estos mareos, y el tener que vivir al filo de la navaja.

FIN
(Barcelona, 11/0ct/04)

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Ab-zurdo #52

Jeff esperaba que se congratularan todos sus objetos personales, a la sazón todos dentro de una sucia bolsa de Maxi.

- Que se congratule la más vieja de su casa -exclamó la vieja cámara Rollerflex.
- Sí­, nos congratulamos mierda -la apoyó uno de los 3 pedazos de butifarra, el más chancho de todos.

Jeff les dijo que se calmaran, que ya mero llegaban, pero que se dieran la mano siquiera.

- Su chingada madre -reparó el lagarto de plástico.
- Sí­, vamos a la chingada con sus idioteces -dijo el último calzón que le quedaba.

Y así­ siguieron todo el camino, siendo devorados por los mosquitos y los tábanos. Jeff no podí­a dar un paso más, y dijo: "pos si no se contentan estre ustedes, los voy a dejar aquí­, y ai ustedes se arreglan".

- ¿Así­ nos amenazas, mamarracho? -inquirió con sorna el sarapito.
- ¡Pinche maricón! -concluyó el bote de destapacaños ya casi vací­o.

Pero en eso, salió de la boca de Jeff el vómito azul, radioactivo sin duda. Combinado con la sangre de sus llagas, se formó un molito bien chingón, vaya, nomás le faltaba el ajonjolí­.

Ya con el Padre Cuéllar, los objetos recordaban a Jeff.

- No era tan malo.
- Ei, ¿edá?

FIN

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